domingo, 9 de agosto de 2015

Café sin él



Y estaba feliz. Feliz de que fuese cierto, al menos en ese momento. Dejó el café y fue a mi habitación.

Se propuso a leer uno de mis mejores libros. Leyó unos versos al pie de mi cama,con voz solemne y un tanto triste.Pensando en el infinito,tal vez en ella,tal vez en mí, tal vez en nadie.
La poesía es mi manera de estar solo dijo
No le refuté, a su lado mi energía era nada,parecía absorberla con cada lunar.

Le pedí que me lea uno de Neruda
-Creo que te gusta mi voz
Siempre le pedía que me lea. Pero no por su voz,si no porque quizá,algún día, se le pudiera ocurrir dedicarme alguno de esos versos.

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