domingo, 9 de agosto de 2015

Poema V



Hay palabras en direcciones opuestas, sórdidas y lejanas

Algunas se mandan en cartas, telegramas o se guardan en archivos.

Existen unas muy ingratas, se escapan para describir arlequines,
Viven en bosques con hojas de abedul.
Son amigas de esfinges, ruiseñores y princesitas en velo de tul.

Otras lloran y renacen por sí solas
Salvan doncellas y viven en castillos con paredes de mármol.
Son las más antiguas.
Yacen en poemarios de hojas gruesas

Hay unas vanidosas que se esconden tras figuras y adagios

Algunas son mayores,
egocéntricas, se confiesan casi con amor
¡Me satura la prostitución de tanta deidad!
Saluden catorce de cuarteto en cuarteto y despídanse de terceto en terceto.
Su subjetividad forja la preterición de su pedantería.

Unas son más generosas, se regalan para cantar
Íntimas melódicas, reciben aplausos y su ego no crece
Son bondadosas.
A veces se entristecen y sus alaridos dan vuelta al mundo en ochenta lágrimas.
Aman demasiado
Retoñan en los labios de sus fanáticos.
Y si alguien les aplaude, levantan sus bracitos como agradeciéndole al sol
Criaturas idealistas, sensibles e ingenuas.

Hay palabras rosas, azules y moradas
Palabras insolentes, como:
Te dejo, hasta siempre, no te me mueras nunca, te quiero.

Palabras tan libres como sus últimos versos tachados
Condenadas, (es que me nombran)
¿Existirá la palabra perfecta?
Y si existiese ¿Tendría brillantez admirable o solo sería tomada por tal?

Palabra susceptible a la autora:
Pronombre de la tercera persona del masculino singular.

Hay palabras que nos ven, nos escuchan, nos desean
Hay palabras para elegir, para llorar
Palabras de tristeza
Dulzura
Añoranza
Refugios
Tentación
Vanidad

Y de amor.
Amor… esa palabra.

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