sábado, 8 de agosto de 2015

A ti que me dueles tanto





Te escribiré seis estrofas
no una, dos ni cinco, seis.

En la primera puedo ser honesta y decir que:
Me encanta escribir tu nombre en un cuaderno sin hojas
en un país sin aire
en una ciudad llena de escaleras
en una casa sin poesía
y en un Whitman sin alegría


En la segunda puedo ser más honesta aún
podría decir que te echo de menos
que clamo a mi cordura para que me libere de tus pestañas
a mi piel que deje de quemarme con la marca de tus lunares
a mis manos que dejen de buscarte en mi cama vacía
a Dios para borrar tus milagros

En la tercera ya eres vida , vida y muerte
Y si la vida fuese muerte y la muerte vida
Qué hago yo tratando de atravesarme entre esos dos cafres
No hace falta una cuarta ni quinta para hacerte saber
que eres la conciencia que dramatiza mi tristeza
Mi instante de llorar

Sexta y te vas
Quiero que te saques esa piel clara y seas ébano puro
Así de justo y silencioso
Simple y sencillo
Que entiendas que me duele que los ojos estén hechos para ver y llorar
los labios para besar y sonreír
los poemas para vivir y sollozar
el adiós para aprender y olvidar

Escribir para enamorar con pasión y despedir con orgullo
Adiós
Adiós
Adiós
Nunca antes el goce de mis yemas en mi vieja Olivetti me había dolido tanto.

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