Yo no soy nadie
Soy una mujer con sonrisa de diez centavos
Esa que compras a los limosneros
O te las regala un arlequín
Un arlequín de antaño que también solía reír
Un arlequín incoloro
De esos que andan por aquí
Dicen que se enamoró de centinela y vendió su risa a media moneda en una noche de abril
Yo no soy nadie
No soy esa que te pide firmar pares o nones
O la ingrata por la que desbaratas bares
O por la que pides a tus soldados:
¡Rompan filas y póngale a sus pies los mares!
No soy la loca de la casita aledaña que menguaba sus penas recitando:
<Ateo el corazón, atea la esperanza, sálvense de amores y lleven a la vendimia el olvido>
No soy frenética
Porque si lo fuera, tú, mi frenesí
Estarías para mí
Arañando cada rincón que azotase nuestro balcón.
Abrazando los gestos de cupido antes de mandarnos al desvío.
Tú no eres el de antes, ni yo la que prometió ser después.
Yo no soy nadie,
No soy filósofa
Porque no pienso ni existo
Por eso soy poeta,
Porque no soy nadie.
Y si pudiera ser alguien
Sería mi verso
Solemne, justo, atiborrado, erguido, estoico, arduo, consistente, eterno
Estos versos son mi salvación porque son mi sangre, mi carne, mis sesos y mis huesos
Yo no soy nadie,
Nadie soy
Pero si pudiera ser alguien
Este poema sería yo.
Nadie soy
Pero si pudiera ser alguien
Este poema sería yo.
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